martes, 30 de noviembre de 2010

Interpretación Conservadora de la Revolucion Francesa

La interpretación conservadora es la más antigua, ya que es la visión de los conservadores monárquicos. Durante mucho tiempo fue la más generalizada. Su juicio de la revolución se fundamenta en la crítica a los hechos concretos, apelando a los valores tradicionales, cuando no naturales, que se vulneraron durante la revolución.
     Para los conservadores monárquicos, la revolución comenzó el 17 de junio de 1789 y fue expuesta por los portavoces conservadores de la Asamblea Nacional Constituyente: Cazalés, Lally-Tollerdal y Abbé de Maury
     Esta interpretación fue iniciada por Edmon Burk, en Inglaterra, tres años antes del Gran Terror, y se prolonga hasta el rechazo de la revolución de Taine. Es curioso que se condenen los hechos, por violentos, mucho antes de que se produjesen los acontecimientos más sangrientos.
     Según esta interpretación, la monarquía francesa poseía una constitución íntegra y un parlamento del que eran guardianes la nobleza y el clero: los estamentos virtuosos de la sociedad. La revolución es una cosa de hombres ambiciosos y sin escrúpulos que conspiran para arrebatar el poder a sus legítimos dueños. Burke, en 1791, no sabe nada del bloqueo del parlamento por parte de los estamentos privilegiados, ni de la bancarrota en la que se encuentra el Estado. Para él, la transformación que supone la revolución es arbitraria y ha sido promovida por círculos secretos y masónicos.
     Esta interpretación es la visión oficial de la Iglesia católica, del conservadurismo inglés, de la Alemania conservadora y de todos los conservadores monárquicos, en general.

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